canciones de pink floyd the dark side of the moon

¿Alguna vez te has puesto los cascos a las tres de la madrugá, con un café frío al lado y el balcón mirando a las calles vacías de Madrid, y has dejao que las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon te abracen como si fueran un viejo amigo que te entiende sin hablar? Porque esto no es solo un disco cualquiera, tío: las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon son como esas noches en las que todo tiene sentido y nada al mismo tiempo. Lanzao en 1973, este álbum no solo le dio un giro al rock progresivo, sino que clavó una bandera psicodélica en medio del corazón del mundo pop. Con más de 45 millones de copias vendidas, sigue siendo una de las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon más influyentes de la historia —aunque, vale, es un álbum entero, no una sola canción—. Pero ahí está la gracia: es un viaje sin paradas por los rincones más oscuros y luminosos de la mente humana. Y cada vez que lo escuchas, descubrís algo nuevo, como si el disco tuviera vida propia.

Lo que más mola de las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon es que hablan de cosas que todos sentimos, pero sin ponerse cursis. “Money” te sacude con ese riff de bajo que suena a caja registradora y te dice: “Oye, tío, ¿en serio vas a dejar que el dinero te coma el alma?”. “Time” te recuera que los minutos se te van como el vino en una sobremesa en Sevilla —sin que te des cuenta—. Y “Brain Damage”… esa te hace mirarte al espejo y preguntarte: ¿estoy loco o es el mundo el que está desafinado? Estas canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon no son solo música; son espejos con eco. Y si alguna vez has pensado que “el espectáculo debe continuar”, ya entiendes por qué este disco suena en dormitorios de Barcelona, estudios de Berlín o coches viejos aparcados en la Costa del Sol.

Grabao entre 1972 y 1973 en los míticos estudios Abbey Road, el proceso detrás de las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon fue más loco que una verbena en Cádiz. Jugaban con cintas al revés, grababan latidos del corazón, risas de desconocíos en la calle, y hasta ecos que parecían veníos de otro planeta. Alan Parsons, el ingeniero de sonido, fue como el alquimista que transformó todo ese caos en oro puro. Las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon no solo rompieron récords —rompieron las reglas del juego. Y lo hicieron sin alardes, sin gritos, solo con un susurro que te llama desde el otro lado del vinilo… o del Bluetooth, si prefieres.

Sí, “Wish You Were Here” y “Comfortably Numb” suelen ser las más escuchás en Spotify o Apple Music, pero si hablamos de las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon específicamente, “Time” es la que se lleva el gato al agua. Tiene esa mezcla rara de melancolía, batería precisa como un reloj suizo y solos que te elevan como si estuvieras en lo alto de la Sagrada Família al atardecer. Claro, los gustos son como los vinos: cada uno tiene su cosecha favorita. Pero lo cierto es que las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon siguen atrayendo a chavales que ni sabían quién era Nixon, y que ahora se quedan flipaos al escuchar por primera vez ese coro en “The Great Gig in the Sky”. Una vez que entras en este mundo, ya no sales… y no quieres salir.

Ese prisma en la portada —ya sabes, el que convierte la luz blanca en arcoíris— no es solo diseño chulo; es el alma del disco en forma visual. Las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon hacen exactamente lo mismo: cogen la luz fría de la existencia y la descomponen en emociones: ansiedad, soledad, esperanza, confusión… Todo eso está ahí, aunque la carátula parezca sacada de un libro de física. Hipgnosis, la agencia detrás de esta imagen minimalista, dio en el clavo: no necesitas letras ni fotos del grupo. El arte habla por sí solo, como un flamenco sin palabras. Y aunque no suene una sola nota en la portada, el álbum entero ya está presente —calladito, esperando a que le des play.

En tiempos en que un algoritmo decide si una canción vive o muere, las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon han hecho lo imposible: sobrevivir sin hacerse un TikTok. ¿El secreto? Que no envejecen. Mientras otros discos de los 70 suenan a polvo y nostalgia forzada, este sigue fresco como un vermut en la Rambla. La producción es tan limpia que hasta los más pijos de la escena audiofílica se quitan la boina en señal de respeto. Las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon no necesitan filtros, remixes ni collabs con influencers. Como dice un viejo dicho andaluz: “Lo bueno, aunque venga en lata, sabe a jamón”. Y este disco sabe a obra maestra.

Cuando la peña habla de la canción más pesada de Pink Floyd, muchos piensan en guitarras distorsionadas y gritos. Pero en el mundo Floyd, “pesao” no es volumen; es alma cargá. Y en ese sentido, “The Great Gig in the Sky”, de las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon, es pura intensidad. Sin letra, solo con la voz de Clare Torry que llora, ríe y grita todo lo que no podemos decir. Fuera del disco, “Echoes” o “Dogs” también tienen su peso, pero “The Great Gig…” es como escuchar el último suspiro de un poeta. Duele… pero es una belleza que te deja sin aliento, como el mar en Tarifa cuando el viento sopla del sur.

Si armamos una lista de los 10 mejores temas de Pink Floyd según crítica, streams y esa cosita que te pone la piel de gallina, al menos **cuatro** salen directamente de las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon: “Time”, “Money”, “Us and Them” y “The Great Gig in the Sky”. El resto del top probablemente incluya “Comfortably Numb”, “Wish You Were Here”, “Shine On You Crazy Diamond” y “Another Brick in the Wall”. Lo que flipa es que, de un solo álbum, salgan tantas obras maestras. No fue casualidad: fue artesanía. Mientras otros artistas se matan por un hit de verano, Pink Floyd te regaló un viaje cósmico en 42 minutos. Y sin salir de tu sofá.

No hay forma de entender las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon sin saber quién fue Syd Barrett. El tío que fundó la banda y se perdió en su propia mente, como un faro que se apaga en medio de la niebla. Su caída —entre ácido, presión y soledad— dejó una cicatriz en el grupo que nunca se cerró del todo. “Brain Damage” es un homenaje crudo a Syd: “¿Estás loco o solo diferente?”. Roger Waters, el alma pensante del disco, convirtió ese duelo en una reflexión universal sobre la ansiedad, la muerte y el sinsentido. Así que cuando escuchas las canciones de Pink Floyd The Dark Side of the Moon, no estás solo oyendo notas: estás escuchando el eco de una amistad rota, de un genio perdido… y de una banda que supo transformar el dolor en arte.

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Referencias

• https://www.rollingstone.com/music/music-lists/best-pink-floyd-songs-108309/
• https://www.billboard.com/music/chart-beat/pink-floyd-dark-side-of-the-moon-chart-history-1235099132/
• https://www.bbc.com/culture/article/20230309-pink-floyds-the-dark-side-of-the-moon-at-50